lunes, 2 de enero de 2012

Dicen que

a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos, esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella. Y dicen que hay un segundo amor, una persona que perderás siempre; alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas incluso escapan de la razón y os impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejarás de intentarlo, te rendirás y buscarás a esa otra persona que acabarás encontrando; pero te aseguro que no pasarás una sola noche sin necesitar otro abrazo suyo, o tan siquiera discutir una vez más. Todos saben de qué estoy hablando, porqué mientras estabas leyendo esto, se te ha venido su nombre a la cabeza, no librarás de él o de ella, dejarás de sufrir, conseguirás encontrar la paz, pero te aseguro que no pasará un día en que desees que estuviera aquí para perturbarlo: porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien realmente amas que haciendo el amor con alguien a quien solo aprecias.



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